LES LUTHIERS:
"Nuestro humor es universal, huye del localismo"
Santiago Palacios. La vanguardia Digital. 15 Oct 1998
Desde hoy y durante diez noches, el celebrado grupo argentino Les Luthiers presenta su espectáculo "Unen canto con humor" en el Palau d'Esports de Barcelona. A punto de cumplir 35 años de una trayectoria marcada por esa particular manera de divertirse con la música y respetarla al mismo tiempo, los integrantes del quinteto (Carlos Núñez Cortés, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio, Marcos Mundstock y Jorge Maronna) charlaron en Buenos Aires con "La Vanguardia".
--¿Qué tiene de especial actuar en Barcelona?
--NÚÑEZ CORTÉS: Barcelona, para nosotros, es casi una novedad, parece mentira. Fuimos por primera vez en 1974, volvimos en el 84 y nunca nos fue fantásticamente bien. Nos iba muy bien prácticamente en todo el resto de España, pero pasaba algo con los catalanes que no nos atraíamos mutuamente. Regresamos en el 96 y entonces sí, tuvimos mucho éxito.
--MARCOS MUNDSTOCK: Barcelona es una ciudad muy compleja, con muchos espectáculos. En Madrid llenábamos todo con mucha facilidad. Quisimos hacer lo mismo en Barcelona y no pasó. Yo creo que si de entrada no hubiéramos comparado Madrid con Barcelona nos hubiese salido bien.
--¿Cuál es la razón de que el público barcelonés haya acabado por aceptarlos?
--N. C.: Yo creo que venimos ocupando mucho espacio en el tiempo. Y nos han descubierto maduritos. Ellos no tuvieron que pasar por el proceso que pasaron los argentinos que nos vieron crecer, los primeros espectáculos llenos de cositas y de interjecciones. Conocen a Les Luthiers como un equipo decantado. Cuando llegan los espectáculos a España ya tienen un rodaje de dos a tres años en Argentina, o sea que ya vienen aceitadísimos. Los catalanes nos sufrieron menos.
--Cuando salen de gira, ¿tienen que hacer modificaciones en los espectáculos para que el humor sea comprendido?
--LÓPEZ PUCCIO: Muy poco. Podemos tener que cambiar pollera por falda, pero a estas alturas tenemos cierto entrenamiento. Serán cinco o seis palabras que tenemos que adaptar en cada "show".
--¿Qué ofrecen de nuevo en "Unen canto con humor"?
--DANIEL RABINOVICH: El espectáculo, que terminará su vida en Barcelona, tiene, entre otras cosas, un merengue; los consejos de un santón hindú, Sali Babá; la parodia de un programa, "Fronteras de la ciencia", que habla de contactos de tercer tipo. Una canción andina como la tocan en Europa los grupos del Altiplano, con traducción simultánea al francés; una tarantela litúrgica...
--N. C.: También hay dos instrumentos nuevos: el bajo barriltono (un contrabajo construido con un barril) que lo ejecuta Jorge Maronna y que tiene que meterse dentro para tocarlo. Tiene rueditas y va evolucionando por el escenario. Hay otro que cierra el espectáculo, el ferrocalíope, que es tan interesante como incómodo: silbatos de ferrocarril accionados por vapor de agua con un teclado. Terminamos húmedos.
--¿Por qué creen que obtienen una conexión inmediata con el público en distintas partes del mundo?
--M. M.: Siempre nos gustó el humor universal, huimos de la pequeña complicidad del localismo.
--¿Alguna vez tuvieron que dejar temas de lado ante el público extranjero?
--JORGE MARONNA: Los que son demasiado folklóricos, pero son pocos casos.
--Ustedes han decidido reducir las giras, no estar fuera del país más de tres semanas por año. ¿Por qué?
--L. P.: Fue una conquista social.
--¿Cómo hacen para sentir pasión creativa después de tantos años juntos? ¿Qué hacen para no repetirse?
--D. R.: Le cuento que hace una semana, por sorpresa, en la última función estrenamos una operita de veinte minutos que va a ir en el próximo espectáculo. Yo sentí una novedad enorme. No sé qué opinan mis compañeros.
--N. C.: Yo pienso más o menos lo mismo, pero para mí es una ópera espectacular.
--M. M.: Nos estamos desarrollando en otras zonas. Creo que, si no avanzábamos por ahí, nos íbamos a secar. El nuevo espectáculo que hemos presentado en Buenos Aires, "Bromato de armonio", se mete con temas de mayor actualidad: la corrupción política, la posición de la Iglesia frente al sida. Los mecanismos de humor que usamos siguen siendo abstractos y universales, pero estamos tratando temas que pican un poco.
--¿Cómo hacen para mantenerse en forma?
--J. M.: Tomamos pastillas para la vejez.
--N. C: En cinco años vamos a tener 60 años de promedio. Es difícil mantenerse. Nuestra clave es tener muchas facetas: suena la música y algo está pasando, hay instrumentos informales, juegos de palabras, actuación, mímica, historias. La gente no sólo siente que lo está pasando bien, sino que el tiempo se le va volando.