Estrenado el 15 de Junio de 1983
en el Teatro La Comedia, de Rosario, Argentina.
Última función el 5 de Mayo de 1985
en el Teatro Libertador, de Córdoba, Argentina.
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Programa:
CARDOSO EN GULEVANDIA
(Ópera bilingüe)
NO PUEDO VIVIR ATADO
(Éxitos inexplicables)
SOLO NECESITAMOS
(Canción ecológica)
ENTRETENICIENCIA FAMILIAR
(Música de cámara de TV)
CANCIÓN A LA INDEPENDENCIA DE FEUDALIA
(Marcha atrás)
PEPPER CLEMENS SENT THE
MESSENGER, NEVERTHELESS
THE REVEREND LEFT THE HERD
(Ten step)
EL REGRESO
(Escena de película)
SERENATA MEDIO ORIENTAL
(Música medio árabe)
MÚSICA Y COSTUMBRES DE MAKANOA
(Suite cocofónica)
Bises (alternativos):
CANCIÓN PARA MOVERSE (1983)
(Canción en 12 movimientos)
BOLERO DE LOS CELOS (1983)
(Trío pecaminoso)
TEOREMA DE THALES (1983)
(Divertimento matemático)
AÑORALGIAS (1984)
(Zamba catástrofe)
LA BELLA Y GRACIOSA MOZA (1984)
(Madrigal)
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Les Luthiers: Ernesto Acher, Carlos López Puccio, Jorge Maronna,
Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich
Fundador: Gerardo Masana
Luthier de Les Luthier: Carlos Iraldi
Colaborador creativo: Roberto Fontanarrosa
Manager asociado: Chiche Aisenberg
Iluminación y montaje escénico: Ernesto Diz
Asesoramiento coreográfico: Esther Ferrando
Jefe de escenario: Francesco Poletti
Sonido: Eduardo Guedes, Fernando Colqui
Asistente general: Rubén Scarone
Colaboradores en escena: Daniel Aisemberg, Oscar Rodríguez
Asistente: Jorge Coiman
Letra, música, arreglos y dirección: Les Luthiers
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Curiosidades del programa:
La ópera bilingüe "Cardoso en Gulevandia" se interpretó sólo durante el primer año del rodaje del espectáculo (1983), luego fue reemplazado por la zarzuela "Las Majas del Bergantín"
La "Canción de independencia a Feudalia" sólo presentó en Argentina, en las giras internacionales se reemplazaba por "El Rey Enamorado"
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Primera aparición informal
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Narguilófono
En: "Serenata Medio Oriental"
(intérprete: Carlos Núñez Cortés)
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Marimba de cocos
En: "Música y costumbres de Makanoa"
(intérprete: Carlos Núñez Cortés)
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Humor con humor se paga
Rev, Hortensia, mayo de 1984
Podrían haber puesto amor (al arte), honor (al mérito), temor (al ridículo).
O hedor a... pero... pusieron humor.
Pusieron humor.
El conserje del hotel nos dijo “Pieza 314”. Llamamos por teléfono: “Hola, ¿Les Luthiers?” “No, habla Rúben (así dijo, Rúben con acento en la U, como dicen los porteños como dicen) “Vayan esta tarde al teatro”. Fuimos y nos encontramos con Les Luthiers: “Hablen con Rúben” (idem paréntesis anterior). “Todavía no vino al teatro. Podríamos hacer la nota mañana a eso de las 12 en el hotel?”. A las 12!!! –se escandalizó Rabinovich, y se dirigió a sus compañeros asombrado- “¡¡¡pero estos son humoristas de verdad!!!”. Les preguntamos si ellos eran humoristas en broma, y quedamos en vernos al día siguiente. El primer round había sido nuestro. Es famosa la reticencia de Les Luthiers a conceder entrevistas.
“Oíme, vos sos de “Hortensia”. Si no, es cierto, somos terribles con la prensa. Con la prensa que persigue la boludez, que es nefasta, terrible. Sabemos que el mecanismo es muy tramposo y no entramos en él, el que busca eso termina dependiendo de él. A lo sumo en algunos lugares del extranjero que no nos conocen, hacemos una conferencia de prensa en la que hablamos para todo el mundo. Lo demás no nos interesa. En nuestros comienzos tampoco, pensamos que porque ninguno de nosotros vivía de esto. Uno laburaba de escribano, el otro de arquitecto, aquél de químico. Esto era un juego y lo mantuvimos como juego todo lo que hemos podido, hasta ahora cuando el juego te lo manchan, cuando viene un pibe y te rompe el autito, con ese pibe no jugamos más”.
Pusieron nostalgia.
“En realidad nuestros espectáculos tienen una proporción de música y gags que se dá en la misma forma en que trabajamos nosotros: caóticamente. Se van haciendo cosas, se van juntando, y al final tienen un orden y una proporción. Tratamos que la proporción sea más o menos pareja en todos los “Shows”, no es muy diferente. Sí por ahí la percepción de la gente, qué entiende el público por música y qué por no música. De cualquier forma creo que en nuestros dos últimos espectáculos “Luthierías” y “Por humor al arte” (el que vimos recientemente en Córdoba), hay una especie de retorno a las fuentes, una especie de vuelta de tuerca con toda la sabiduría y el profesionalismo de los 40 para hacer la música y la proporción de los “Shows”, como era a los 25”.
Hablando de la percepción de la gente, si los argentinos tenemos fama de ser tristes y formales, ¿cómo se explica entonces el sostenido éxito de Les Luthiers, antítesis de estas dos características?
“Tal vez sea precisamente por eso. En muchos casos la cultura de un país dramatiza sus conflictos en situaciones culturales. Entonces tal vez la llave sea que nos mantenemos porque logramos que la gente se ría de sí misma. Esto se relaciona con la eclosión de los medios de comunicación en el mundo en la era de la mayor incomunicación. Nosotros también somos argentinos, y seguramente tan tristes o formales como cualquiera. Lo que pasa es que inventamos una manera de divertirnos, riéndonos de eso. Creemos que como actitud, esta nuestra es una de las mejorcitas, ¿no?”
Algo así como que en vez de que el que pega primero, pega dos veces, el que se ríe primero de sí mismo se ríe dos veces, porque le quita la posibilidad al otro de que se ría de uno...
Un luthier no está de acuerdo: “porque los argentinos son tantos y tan diferentes... los porteños somos bastante grises y tristes porque tenemos mucho smog y vivimos en una urbe, y la urbe enloquece a la gente. Pero el resto del país no es tan así. Ni siquiera lo son las otras urbes del país. Y sino, ¿cómo sigue vigente “Hortensia” pese al hachazo tremendo de la muerte del “gringo” (Cognigni)?, porque sí, porque eso es lo que saben hacer, lo que quieren hacer”.
Claro, pero “Hortensia” es nacional, porque es regionalista...
“Depende de adónde apuntes. Nosotros hace muchos años que dejamos atrás, que nos cuidamos del regionalismo, porque tenemos dificultades de trabajo bastante concretas. Con un chiste porteño, el problema no es ir a Venezuela, sino llegar a Córdoba. En la medida que seas cuidadoso con eso, los mecanismos del humor, son más o menos los mismos en todos lados. El sistema nuestro de imaginación en Venezuela, España, Brasil, Méjico, Córdoba, Bahía Blanca, ha funcionado al pelo. No sé qué pasaría en Japón, por ejemplo...”
Y nunca tocaron el humor político. Ni de un lado, ni del otro...
“Nosotros hacemos lo que nos sale. Nunca fue el caso del humor político. Nunca nos salió el humor real, el humor actual. En otras cosas porque no existe, porque perdió. ¿Dónde están los chistes de Aloé? Eso no quiere decir que en su momento no se nos haya ocurrido una joda maravillosa con el Proceso, y que hayamos tenido nuestros cuidados...”
Pusieron punto final.
“En cuanto a esas revistas de casamientos, romances, divorcios, y todo eso, si alguno de nosotros sale allí, directamente lo defrenestan los demás”.
O sea que en vez de decir SR. Juez, se hacen hacer una nota en una de esas “revistas”.
“Una vez una de esas “revistas” nos quiso ir a hacer montar elefantes en el puerto. Eramos chiquititos nosotros y fuimos, ellos no. Al tiempo otra vez insistieron, nosotros fuimos y ellos no. Ahora los que decimos no, somos nosotros”.
Y la charla fue mucho más larga. Pero se me aproxima por la siniestra (¿o será por lo siniestro?) el miembro del CONSEJO DE DIRECCIÓN, diagramador Roberto Di Palma, y me dice que me quedan dos líneas. Si, Roberto. Ya termino. Total, para decirles cómo fue el espectáculo, me sobra una. Inolvidable. Maravilloso.